Nos hicieron el favor de darnos de comer un Domingo, comimos dos personas, sopa de cocido de Fideos de primero y el cabrito con patatas fritas que se ve en las fotos, una copa de vino de la casa,tinto del frío y una coca cola, de postre un flan y tarta de castañas y dos cafés solos. El importe, 50€, sinceramente, muy muy caro, no volveremos, pero repito, la atención fue muy buena
La comida estaba súper rica y casera. De primero pedimos judias con jamón y pasta con setas y castañas. La pasta fue de la mejos que hemos probado. De segundo pedimos bacalao, y estaba muy bueno.
Terraza con las mejores vistas de todo el Caurel. En la actualidad para tomar un café o refresco. El desayuno podría mejorar. Y si sirvieran unos sandwiches fríos o algunos mini bocadillos de producto local para cenar al atardecer, ya lo petarían.